Las ganancias de capital son los beneficios obtenidos por la venta de acciones, bonos y propiedades. Los gestores de inversiones pagan un impuesto sobre las plusvalías de entre el 15 y el 20 por ciento sobre los beneficios obtenidos de las participaciones de sus clientes. Los partidarios de la subida argumentan que las plusvalías deben tributar como cualquier otra renta y deben elevarse al menos al 31,5% (el tipo impositivo medio de Estados Unidos). Los que se oponen a un aumento argumentan que gravar las ganancias de capital desalentará las inversiones en la economía estadounidense y prohibirá el crecimiento.
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